miércoles, 30 de mayo de 2007

Fuí pentecostal por 23 años... No pude mirar la verdad sin abrazarla

Mi testimonio es un caminar en la Biblia y un profundizar sobre lo que creian los cristianos de los primeros siglos. Lo que encontré fue un 'choque' para mi:

¿Cómo podemos resistirnos a la verdad cuando la vemos de frente?
¿Cómo podemos rechazar a la Iglesia del Cordero cuando la descubrimos?
¿Cómo preferir iglesias fundadas por hombres y rechazar la fundada por Cristo mismo?


Personalmente, yo no pude. Yo no puedo mirar a la verdad sin abrazarla. Espero que al leer este testimonio Dios obre en ti, como lo hizo en mi.


Lo que más me impacto es que muchas de las cosas que discutíamos lo creyeron los primeros cristianos. O sea, que los cristianos que vivieron y compartieron con los apóstoles y que vivieron los próximos par de siglos creían lo mismo que la Iglesia Católica hoy en dia.


Antes era cristiano, ahora lo soy mucho más, fui Pentecostal por 23 años éste es parte mi testimonio.


Hola y Dios les bendiga a todos. Mi nombre es Juan Carlos Colón Moya. Nací y me crié en un hogar pentecostal, en Hatillo; Puerto Rico. En mi casa y en mi congregación (Iglesia de Dios Pentecostal, Movimiento Internacional del mismo barrio) aprendí muchas cosas acerca de Dios.


Mis padres siempre me instruyeron a que aprendiera más y más de la Biblia, y así lo hice. En varias ocasiones me encontré con personas de otras creencias y ellos me animaban a que me cambiara a su fe, sin embargo, como mi fe siempre se basó en Jesucristo y en la Biblia, nunca pudieron convencerme. Todo lo que me decían lo repasaba con la Biblia y encontraba en ella la paz de Dios al conocer la verdad.


En mi caminar con Dios mis actividades favoritas eran: ir a la iglesia cuantos días pudiera (en ocasiones 6 de 7, o hasta 7 días a la semana), evangelizar por las calles repartiendo tratados y visitando las casas, predicar desde alguna casa o en el templo, orar (muy importante), conocer la Biblia (Palabra de Dios), ayunar y acercarme más a Dios.


En mi escuela (Luis Meléndez Rodríguez del Bo. Campo Alegre, Hatillo, P.R.), en mi Universidad (Universidad de Puerto Rico, en Arecibo) y en mi barrio (Sector Cuchí I, Bo, Campo Alegre) trate de hacer lo que pude para servir a Dios y extender el evangelio a aquellos que no lo conocían, o a aquellos que estaban “errados” (ahora me doy cuenta de que no todos los que yo pensaba que estaban equivocados, realmente lo estaban).


Hasta hice mis propios tratados basados enteramente en la Biblia para que otras personas creyeran en Dios a través de ellos. Sobre todas las cosas y en todas ellas, luche por llevar a cabo mi propósito: Hacer la voluntad de Dios y agradarle a Él.


Buscando evangelizar, termine siendo evangelizado.


Hace unos días unos vecinos y amigos comenzaron a leer las Escrituras y estábamos convenciendo a un católico a que “se convirtiera al evangelio”. Pero aunque pensamos que lo estábamos logrando, nuestro amigo(Rey) sentía en su corazón que había algo que no estaba bien en lo que estaba haciendo.


Así que comenzó a investigar más a fondo lo que estaba escuchando (Que María tuvo más hijos, que los santos no pueden interceder por nosotros, que el papa es el anticristo, etc.). Comenzó con la primera y en su investigación encontró que nunca hubo razones para creer que María tuviera más hijos. Eso le sorprendió y pensó: “si la iglesia católica esta bien en un punto, y todas las otras iglesias están mal en ése, es muy posible que estén mal en otros puntos”.


Yo aun no me había convencido de eso, sin embargo no afirmaba que Maria tuviera más hijos pues sí había escudriñado el tema un poco.


Todo siguió de lo más normal hasta que mi amigo fue a un curso de "defensa de la fe" impartido por el hermano Martín Zavala, Misionero de la Palabra de Dios. Luego del primer día mi amigo me contó que la conferencia estuvo súper interesante.


Yo, en mi mayor deseo de ayudarlo a buscar a Dios sinceramente lo acompañé el segundo día del curso para escuchar la conferencia por el hermano Martín. Fui los próximos cuatro días, no porque no tuviera nada que hacer, sino porque desde el primer día que fui aprendí muchas cosas que me impactaron. Cosas que mi iglesia (Pentecostal M. I.) criticaba de la Iglesia Católica y que en realidad estábamos equivocados (los mismos temas que mencioné arriba: virginidad de María, el papa es el anticristo, confesarse con los hombres (sacerdote), las imágenes, etc.) (Leer pags. 15 a 47).


Y aunque todo esto me impresionó, lo que más me impacto es que muchas de las cosas que discutíamos lo creyeron los primeros cristianos. O sea, que los cristianos que vivieron y compartieron con los apóstoles y que vivieron los próximos par de siglos creía lo mismo que la iglesia Católica (y lo siguieron creyendo hasta el día de hoy). Y por “casualidad” creían muy diferente a lo que creía el concilio pentecostal al cual yo pertenecía.


Dediqué los próximos días a continuar mi investigación sobre algunos puntos en los que yo estaba aún batallando, pero uno a uno se fueron resolviendo. Cada día las enseñanzas de la iglesia Católica se hacen más razonables y entiendo más y más la fe de siempre. (Leer pags. 52 a 65)


De cristiano pentecostal a Cristiano Católico.

Cuando miro a las tantas críticas que le hice a los católicos me doy cuenta que los juzgué sin razón, pues yo nunca investigué si era cierto o no lo que la Iglesia decía. Simplemente creía “por fe” lo que me enseñaron en mi fe pentecostal.


Nunca, hasta hace poco tiempo, había comparado mis interpretaciones y mis creencias con las de la iglesia primitiva. Aquella Iglesia que siguió creyendo a Dios luego de los apóstoles. Aquella iglesia que Dios había dejado en este mundo para que fuera luz del mundo. Aquella única iglesia que seguiría al Cordero aún hasta la muerte. Aquella misma iglesia que Cristo le prometió que estaría con ellos hasta el fin (Mt 16:18; Mt 28:20). Aquella iglesia, a quienes yo llamaba (por ignorancia) idólatras, para mi sorpresa era la única iglesia que Cristo fundó y que ha permanecido desde los días de Jesucristo hasta el día de hoy: la Iglesia Católica. (Leer pags. 75 a 107)


Gracias le doy a Dios que me enseñó a ser un poco más responsable con mi salvación y a no creer ciegamente a lo que me decían los hombres, sino a buscar la verdad de forma sincera.


Sin embargo le digo siempre a mi Dios amado: “Lo que Tú crees es lo que quiero creer. No permitas que crea yo en otra cosa sino la que Tú, Dios Todopoderoso, crees.” Y sé que ese Dios maravilloso que me ha guardado toda mi vida, que me amó tanto y tanto que envió a Jesucristo al mundo a morir por mí, que me recibe con los brazos abiertos cada vez que voy a Él... sé que ese Dios maravilloso no me va a desamparar, como no lo hizo en ninguno de mis 23 años.


Antes era cristiano, ahora lo soy mucho más. Antes amaba a Dios, ahora lo sigo amando y siento un gozo maravilloso, pues ahora sí no sólo estoy acercándome a Dios, sino que cada día compruebo que la Iglesia Católica es la única que fue fundada por Jesús (a diferencia de todas las demás), y me consuela, enorgullece, y me inspira saber que soy parte de Ella. A Dios sea la gloria y honor por todos los siglos, Amén. (Leer pags. 112 a 126).


Mis planes son servir al Señor Jesucristo en la Iglesia que él fundó: La Católica. Hace unos días me inscribe en mi parroquia para tomar clases del catecismo y así poder confirmarme y hacer la primer comunión para recibir a Jesucristo en la Eucaristía. También hemos iniciado en un ministerio de Defensa de la fe (apologética) de los Misioneros de la Palabra de Dios.


Y sobre todo, mi meta es cumplir el mandamiento de Jesucristo “Id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.” (Mt. 28:19) Todo el mundo tiene que saber la verdad Completa. Y esa verdad está en la Iglesia de Jesucristo, la Católica, la cual no podrá ser vencida ni por el Hades (Infierno). (Mt 16:18) ¡A Dios sea la gloria!


Invitación a mis hermanos evangélicos.
Hermano lector, te invito a que compruebes por ti mismo lo que he dicho. Lee detenidamente los artículos que están en este sitio www.defiendetufe.org y reflexiona sobre cada punto. Busca las interpretaciones de los primeros cristianos, aquellos que siguieron a los apóstoles, la iglesia de Dios en esta tierra y comprueba que esa iglesia primitiva creía lo mismo que creemos los católicos. El cambiar a Católico no es cuestión de negar en todo lo que creíste, sino en mejorarlo llevandolo a la plenitud, creyéndole a Dios un 100%. (Leer pags. 129 a 140).


Te ruego que no me juzgues antes de comprobar la información que esta en este site. Acuérdate del verso de 1ra de Timoteo 2:15 “Procura con diligencia presentarte ante Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”. Busca con sinceridad a Dios y decídete a seguirlo a donde quiera que El te guíe.


Si tienes alguna pregunta acerca de la iglesia que Cristo fundó y de su fe, la fe Católica, o si tienes alguna pregunta acerca de mi testimonio puedes comunicarte con los Misioneros de la Palabra de Dios a la dirección que encuentras en las paginas de este sitio.


Dios te bendiga y ruego por ti para que Dios te guíe siempre.
En Jesucristo nuestro Salvador y Señor,


Tu hermano y amigo, Juan Carlos

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Contrición antes del sacramento de la confesíon

La Contrición
¿Sigue siendo el elemento primario y más necesario del sacramento de la penitencia y condición indispensable para obtener el perdón de los pecados?




Concepto y necesidad de la contrición

El Concilio de Trento definió la contrición como "un intenso dolor y detestación del pecado cometido, con propósito de no pecar en adelante" (cap. IV). Además, añade que "en todos tiempos ha sido necesario este movimiento de Contrición, para alcanzar el perdón de los pecados" (cap. IV).

La definición implica tres actos de la voluntad (no del sentimiento o de la sensibilidad, esto es muy importante): dolor del alma, aborrecimiento del pecado, propósito. No siempre estos movimientos del alma vendrán unidos a sentimientos sensibles de dolor, pero no por ello dejan de constituir una verdadera contrición.

La contrición es el elemento primario y más necesario del sacramento de la penitencia y fue en todos los tiempos condición indispensable para obtener el perdón de los pecados. Ahora bien, como dice el Concilio de Trento, esta contrición sólo prepara a la remisión de los pecados: "si se agrega a la Contrición la confianza en la divina misericordia, y el propósito de hacer cuantas cosas se requieren para recibir bien este Sacramento" (cap. IV).

Después de instituido el sacramento de la penitencia, el arrepentimiento debe contener el propósito de confesarse y dar satisfacción. Como la contrición es parte esencial del signo sacramental, debe concebirse formalmente siempre que se reciba el sacramento de la penitencia.
Autor: Miguel Carmena L. Leer mas...

martes, 29 de mayo de 2007

Iglesia que Guía, Cardenales y Obispos



Arzobispo de Tunja, Colombia: La Justicia va de la mano con la Misericordia


Cardenal Francisco Javier Errázurriz de Chile: El Ataque a la Familia, El llamado de Jesús

Presidente del CELAM Consejo Episcopal Latinoamericano
http://www.celam.info/
http://www.iglesiadesantiago.cl/

Obispo de León Guanajuato, José Guadalupe Martín Rabago, La Misión de los Catolicos de Mexico y el Mundo

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Cardenal Rubiano de Bogota, Colombia. Los Dones al Servicio de Dios.

María, Madre de Dios y Madre Nuestra



Nuestra Madre bendita, ha sido ilustrada desde los primeros cristianos en las catacumbas, pasando por los grandes artistas, hasta nuestros tiempos.
María, Oración de la Iglesia


La Coronación de María


¿Como entrar en el Club de María?


Consagración a María


Kejaritomene

Palabra Que Da Vida

La Unidad


El Perdón y el Arrepentimiento


¿Cuanto amas a Jesús?


¿Quien es Jesús Para Tí?


Amense como yo os he amado


Yo He Vencido a la Muerte


Jesus es el Buen Pastor


¿Que significa ser Cristiano?

lunes, 28 de mayo de 2007

Fernando Casanova, Un Día me Encontré con Jesús en la Eucaristía

"Si yo logro demostrar que estos católicos adoran un pedazo de pan y no al Cuerpo y Sangre de Cristo como ellos dicen, yo habré probado que son idólatras y no tendré que hacerme Católico"




Fernando nos recuerda que "La Eucaristía es el Pan para la Eternidad" y cita las siguientes preguntas del Señor.

¿O lo tomas o lo dejas?
¿O el Altar del Señor o el Altar de los demonios?
Nadie puede permanecer neutral ante el altar del Señor

La Serie
Ministro Evangelico Pentecostal Encuentra la Verdad
Ministro Evangelico ahora Profesor de Teología en Universidad Católica
Dr. Fernando Casanova - Mi Travesía por la Fe
El Papa ¿es? el Anticristo, La Biblia Evangelica y Martin Lutero
Sobre el Magisterio de la Iglesia, el Papa Benedicto y la Sola Scriptura
El Dogma de la Eucaristía
Siendo Ministro Evangelico me enamoré de La Santisma Madre de Mi Señor Jesucristo

Un Día me Encontré con Jesús en la Eucaristía

Mi Confesión Ante Dios

Dios Fumo Marihuana Conmigo, ¡Yo lo Ví!

Hanns conoció el infierno en este mundo ahora rescata almas de ese infierno llevando esperanza.

Hanns Myhulots


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El Padre Nuestro del drogadicto

Hola, yo soy Geraldo, y para mis amigos siempre fui el Geras, tengo 22 años, escapado de ultima hora de las drogas, de una forma que aún no me explico, a no ser por lo que voy a decir.




Yo había oído el mundo de las drogas, pero lo consideraba cosa de otro mundo, sabía como día a día, se precipita en ese mundo vertiginosamente un número cada día más grande de gente. Yo mismo había pasado por entre grupos de chavos que tirados como hojas secas de los árboles, se encontraban en grupos con jeringa en mano varios de ellos. Nunca me dieron tentación y sí muchas veces me causaban lástima.

Sentía que todos esos jóvenes ahí postrados, se engancharon a la droga, embobados por la alucinación de la curiosidad. Todos habían cedido ante el deseo de experimentar sensaciones nuevas. Y la mayoría iniciaron por poca cosa... algo "sin importancia" -como muchos creen-. "Al fin y al cabo, -ellos mismos afirmaban, fumarse un par de cigarrillos bien gruesos, de vez en cuando es totalmente inofensivo...". "Además -añadían muy seguros de sí mismos-, lo puedo dejar en cuanto yo quiera", y sin embargo ahora estaban encadenados de por vida.

Yo no sé cómo yo mismo que tanto los criticaba, caí tan fácil en la trampa. Quizá fue por no sentirme menos hombre que mis compañeros que todos fumaban lo mismo, o por simple curiosidad. Pero no paró todo en cigarrillos, poco tiempo después la heroína llegó a ser tan vital para mí como mi propia existencia. Cuando comencé a tratar de vivir sin ella, me ocurrían cosas terribles. Me ponía muy nervioso y no paraba ni un instante de tiritar. Me asaltaban continuas tandas de frío y luego de calor. Vomitaba durante horas hasta no expulsar más que sangre.

Los calambres me recorrían el cuerpo por las piernas y la espalda y me hacían rodar por el suelo a causa del dolor. Me subía y bajaba el ritmo respiratorio, la presión y la temperatura. También tenía repentinas contracciones musculares, diarrea, me ardían los ojos... Te prometo que quería morirme...". Y el sudor que emanaba de mi cuerpo era lo bastante abundante como para empapar la ropa de la cama y el colchón.

Sucio, sin afeitar, despeinado, embadurnado con mis propios vómitos y excrementos, yo presentaba en esos momentos un aspecto casi infrahumano. Sin comer y sin beber, adelgazaba rápidamente. La debilidad en la que me veía abatido me llevaba incluso a casi no poder levantar la cabeza.

Apariciones Marianas, Un Mensaje de Amor Urgente a la Humanidad

Parte I

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Parte II

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Puntos de discernimiento sobre las apariciones

1. LA VIRGEN SE APARECE

La Virgen Santísima está en el cielo en cuerpo y alma. Está es verdad es parte del dogma de la Asunción. Desde el cielo nuestra madre intercede por nosotros y nos ayuda en nuestro peregrinar hacia el cielo.

En las apariciones, Dios permite que el cuerpo glorificado de la Virgen se haga visible para alguna/s persona/s. Aunque esta verdad trasciende nuestra capacidad racional, no es contraria a la razón. Para quien vive en gracia y experimenta una viva relación con Dios, la Virgen y los santos, las apariciones no presentan una dificultad porque saben que ellos, están siempre en con nosotros y se manifiestan.

María, por tener un cuerpo glorioso, puede tomar diferentes características físicas: su edad, estatura, apariencia, forma de hablar, vestuario. El cuerpo glorificado no tiene dificultad en estas adaptaciones sin dejar por ello de ser real. (Ver Cristo y Sus apariciones a los discípulos, Magdalena (Jn 20, 14-16) y los discípulos de Emaús (Lc 24, 16). La Virgen se acomoda a la cultura y el lenguaje de los videntes. Esta es una adaptación pedagógica de la Virgen que, como madre, busca a sus hijos.

También la Virgen puede comunicarse milagrosamente a través de solo locuciones: la persona solo escucha a la virgen.


La Virgen viene en ayuda de sus hijos.

La Iglesia reconoce la posibilidad de que Dios hable directamente a algunas almas y las instruya en el bien, ya particular, ya colectivamente. Las apariciones marianas no añaden nada a la doctrina cristiana. El propósito de la Virgen es ayudarnos a vivir nuestra fe según la enseña la Iglesia. Ella nos recuerda algún aspecto de la fe o vida cristiana un tanto olvidado o no explícitamente deducido. Ella pone ante nuestra conciencia la verdad que hemos olvidado o que vivimos superficialmente. Ella nos ayuda a profundizar para que saquemos el mayor provecho espiritual.

El Cardenal Ratzinger, de la Congregación para la Doctrina de la Fe, nos dice: "No podemos ciertamente impedir que Dios hable a nuestro tiempo a través de personas sencillas y valiéndose de signos extraordinarios que denuncian la insuficiencia de las culturas que nos dominan, contaminadas de racionalismo y de positivismo. Las apariciones que la Iglesia ha aprobado oficialmente ocupan un lugar preciso en el desarrollo de la vida de la Iglesia en el último siglo. Muestra, entre otras cosas, que la Revelación -aún siendo única, plena y por consiguiente, insuperable- no es algo muerto; es viva y vital."
-Ratzinger, Reporte Sobre la Fe.

Es cierto que nadie está obligado a creer en una aparición privada, aunque esté aprobada por la Iglesia. Sin embargo sería temerario rechazarlas una vez que han sido aprobados. Habríamos de preguntarnos: ¿Creemos de verdad que la Virgen esta gloriosa en el cielo y PUEDE aparecerse si Dios la envía?; ¿Estamos verdaderamente abiertos con humildad a discernir o lo rechazamos apriori?


2. CARACTERÍSTICAS DE LAS APARICIONES AUTÉNTICAS:

Sencillez de los videntes:

El vidente (o los videntes) juega un papel, hasta cierto punto, importante en el discernimiento de la autenticidad de las apariciones. Pueden ser un obstáculo si llegan a negar las experiencias que han tenido, ya sea por miedo o por otra razón (esto ocurrió en la aparición de La Salette). Pueden los videntes llegar a proporcionar criterio necesario para demostrar su falta de autenticidad (si manifiestan, por ejemplo, problemas mentales o emocionales.)

Los videntes auténticos:

# Evitan enfocar la atención hacia ellos;
# Usualmente son jóvenes, sin formación académica notoria;
# No resaltarían ante el mundo por razones naturales.
# En algunas ocasiones no eran particularmente santos o espirituales antes de la aparición;
# Nunca esperaban, ni buscaban tener visiones; estas fueron de total sorpresa para ellos;
# Muchas veces son avisados por la Virgen que tendrán que sufrir mucho a consecuencia de su elección. La aparición conlleva pruebas y grandes dificultades para sus vidas.


La virtud por excelencia que deben tener los videntes es la humildad. "La humildad es el sello más seguro, la piedra de toque por excelencia, para discernir todas las operaciones divinas" (ejemplo: Santa Bernardita; Beatos Francisco y Jacinta: ellos huían de la atención).


Hay una serie de preguntas que se pueden hacer en referencia a los videntes:

# ¿Es capaz de obedecer el vidente las autoridades de la Iglesia cuando se les pide que guarde silencio?
# ¿Que frutos de conversión manifiesta?
# ¿El vidente ha aceptado favores personales o dinero a cambio de las apariciones o revelaciones proféticas?
# ¿Acepta el vidente la posibilidad de que las visiones pueden ser ilusorias o demanda que todos le crean?
# ¿Puede el vidente continuar, en lo posible, en una vida normal cristiana, o existe en él la necesidad de tener siempre algún hecho sobrenatural?


El lugar de las apariciones:

# Tienden a ocurrir en lugares aislados y de silencio. Suelen ser lugares que invitan a la oración.
# Usualmente en áreas o regiones donde las creencias religiosas están bajo ataque o se han olvidado;
# Los lugares de aparición muchas veces se convierten en santuarios de peregrinación donde la presencia de la Virgen se hace sentir y ella nos lleva a Jesús.


La Transmisión de un mensaje a los fieles:

# Los videntes dan cuenta detallada y consistentemente del contenido de sus visiones. Y aunque hayan pasado muchos años después de las apariciones, aún no se contradicen con lo dicho anteriormente.

# El mensaje generalmente exhorta a vivir el Evangelio, recordando algo que se está olvidando. Llama al arrepentimiento, a volver a Dios.

# Pide el aumento de la fe, los sacramentos, la oración y de las obras de piedad y de misericordia. (No siempre hay mensaje. Ej: Knock, Irlanda)


Son acompañadas por algún signo milagroso que ayuda a confirmar la autenticidad.

# Ocurren eventos milagrosos totalmente inexplicables a nivel humano.

# Curaciones físicas de enfermedades mortales ya declarados así por los médicos;

# Conversiones de personas ateas e incluso rebeldes contra Dios (el ejemplo de Ratisbone, el judío que se convirtió por la Medalla Milagrosa)

# Eventos sobrenaturales visibles (por ejemplo el milagro del sol en Fátima).

Las apariciones que no muestran las características de arriba son más difíciles de analizar por las autoridades religiosas y científicas.


Las apariciones se deben juzgar sin mezclarlas con otros eventos

Una gran dificultad en el discernimiento de las apariciones son las situaciones que no son propiamente de la aparición pero que se mezclan con ella.
# A veces, apariciones auténticas son seguidas de un gran incremento de actividad sobrenatural. Alguna de esta actividad puede ser del enemigo, para desacreditar la aparición. (Ejemplo: Se dice que en los 5 años después de Lourdes se reportaron unas 150 apariciones en Europa pero ninguna de esas fue aprobada).

# No se debe juzgar la aparición por lo que puedan hacer algunos de sus pretendidos devotos.


3. CATEGORÍAS

En general, las apariciones pueden caer bajo las siguientes categorías:

Dudosas. Todas las apariciones empiezan en esta categoría por cuanto que no se puede asumir que esté ocurriendo algo sobrenatural de parte de Dios hasta que no se efectúe una evaluación completa.

Falsas. Después de las evaluaciones, muchas de las apariciones dudosas son determinadas como falsas de acuerdo con los criterios de discernimiento de la Iglesia (los veremos más adelante). No todas las apariciones falsas son fraude. Puede ser que la persona vidente era sincera pero errada por razones de engaño satánico, problemas mentales u otra razón.

Falsas y Fraudulentas. Desafortunadamente, algunas de las supuestas apariciones han sido fingidas. Esto puede ocurrir por muchas razones: busca de atención, fama, dinero, etc... En algunos casos se trata de intervención diabólica. Pueden entonces darse fenómenos extraordinarios, imitaciones de milagros que son en realidad obra del demonio. Recordemos que el demonio es capaz de rezar el rosario y decir cosas bonitas si eso engaña a la gente para después que se entusiasmen y pierdan el cuidado poder atraparlas.

Aprobadas por la Iglesia. (por el obispo o por el Papa). Son una pequeña minoría de las apariciones reportadas. Solo la Iglesia tiene la autoridad para declarar el estatus de una aparición. La Iglesia actúa con mucha prudencia, después de mucho tiempo de discernimiento.

Muchas apariciones auténticas no llegan a ser aprobadas. No cada vez que la Virgen visita es con la misma trascendencia de mensaje. La Virgen es madre de todos y puede aparecerse o comunicarse de manera extraordinaria con sus hijos a nivel personal, sin un mensaje público. En otros casos la aparición puede ser solo para un grupo o una zona, o un mensaje para una ocasión de particular peligro pero sin la intención de que se establezca allí una particular devoción nueva.

No es necesario si quiera buscar la aprobación de la Iglesia a no ser que la Virgen imparta un mensaje público o comiencen a asistir muchas personas.

4. EL PROCESO DE APROBACIÓN

Las apariciones pueden tener varios grados de aprobación.

1- Declaración favorable del obispo. Si la aparición atrae a muchas personas, el obispo establece una comisión para una evaluación exhaustiva. La comisión hace su recomendación al obispo y este puede que se declare en apoyo de la aparición, diciendo que "no contiene nada contrario a la fe o la moral", que "parecen ser inspiradas sobrenaturalmente" y "son dignas de devoción por parte de los fieles".

2- Permiso para celebración de la liturgia. Se permite celebrar la Santa Misa en el lugar de las apariciones. En este tiempo se observan los frutos. La mayoría de las apariciones se quedan en este grado de aprobación oficial y no es necesario mas. El hecho que no venga una aprobación de la Santa Sede no indica rechazo.

3–Reconocimiento papal. Si una aparición tiene una gran difusión internacional, puede darse una declaración de la Santa Sede. El Papa declara públicamente que el mismo tiene una disposición favorable con relación a los eventos y al contenido de la aparición. Esto puede darse de diferentes maneras: Una mención favorable del Papa, una visita al santuario, etc.

4– Reconocimiento litúrgico. Es el mas alto grado de aprobación, con la inserción oficial de la aparición en el calendario litúrgico.

Entre las apariciones del siglo XIX, solo las de La Salette, Rue de Vac y Lourdes alcanzaron el máximo grado de aprobación. Entre las del siglo XX, solo Fátima, Beauraing y Bélgica. (Ver apariciones aprobadas)

Nunca en la historia de la Iglesia han habido tantas apariciones aprobadas y tantos reportes de apariciones como en las últimas décadas. Aproximadamente 500 reportes de apariciones desde 1980. Podemos deducir que estamos en tiempos extraordinarios en que Dios nos exhorta con urgencia e insistencia a través de su madre. Es por lo tanto sumamente importante que escuchemos y respondamos antes que sea demasiado tarde.


Las apariciones se deben juzgar sin mezclarlas con otros eventos

Una gran dificultad en el discernimiento de las apariciones son las situaciones que no son propiamente de la aparición pero que se mezclan con ella. A veces, apariciones auténticas son seguidas de un gran incremento de actividad sobrenatural. Alguna de esta actividad puede ser del enemigo, para desacreditar la aparición. (Ejemplo: en Lourdes hubieron mas de 50 reportes de apariciones por otros videntes durante las apariciones a Santa Bernardita). No se debe juzgar la aparición por lo que puedan hacer algunos de sus pretendidos devotos.

Terminadas las evaluaciones, las apariciones auténticas usualmente se desarrollan en cuatro fases distintas:

Después de una larga y extensiva evaluación por la comisión formada por el obispo de la diócesis, este emite una declaración de apoyo. Declara que las apariciones "no contienen nada contrario a la fe o la moral", parecen ser inspiradas por lo sobrenatural y son dignas de devoción por los fieles.

Con la aprobación del obispo local, se permite generalmente la celebración de la liturgia en el lugar de las apariciones. Si esta devoción continúa creciendo y demuestra frutos saludables en los fieles, entonces el obispo puede pedir al Papa un mayor reconocimiento.

El Papa declara públicamente su reconocimiento. Esto puede incluir, pero no requiere, su visita pública al lugar de las apariciones

El Reconocimiento Litúrgico es el de mas alto grado. Las apariciones de Lourdes y Fátima son dos apariciones modernas que tienen reconocimiento litúrgico a nivel de la Iglesia universal. Así como la de la Virgen de Guadalupe en México. Muchas otras apariciones tienen sus fiestas locales.

Autor: Padre Jordi Rivero. | Fuente: www.corazones.org

domingo, 27 de mayo de 2007

sábado, 26 de mayo de 2007

El Milagro de Damasco

Nuestra Señora de Soufanieh Damasco, Siria

Ser instrumentos de unidad por medio de la conversión y el amor Vidente: Myrna (María) Nazour, una joven que tenía 18 años cuando empezaron los milagros. Era casada hacía solo 7 meses. Es católica del rito melquita bizantino.


El 22 de noviembre de 1982, en la ciudad de Damasco, muy cerca de la casa de Ananías, donde San Pablo se alojó después de su conversión, Myrna, rezaba por su cuñada Layla que estaba muy enferma. Dos otras mujeres rezaban con ella: una ortodoxa y la otra musulmana. Mientras rezaban, la musulmana vio una luz que emanaba de las manos de Myrna, y un poco después aceite también emanaba de su piel sin que Myrna lo supiese. La musulmana le informó de lo que le ocurría y le dijo que ponga sus manos sobre la enferma, la cual quedó sanada de inmediato.

Esa noche su esposo, Nicolas, vino a recoger a Myrna y le explicaron lo ocurrido. El se enfadó y regañó a su esposa. Ninguno de los dos era muy religioso, y no sabían como responder a lo sucedido. Eran jóvenes que les gustaba bailar y disfrutar la vida como los demas. El 25 de noviembre, la madre de Myrna se sanó de la misma manera.
El 27 de noviembre es el aniversario de las apariciones de la Virgen Milagrosa a Santa Catalina, fecha que marca el comienzo de las apariciones modernas. Ese día una imagen de tres pulgadas de la Virgen con el Niño Jesús comenzaron a sudar aceite.



Tanto era el aceite que fluía que caía al piso junto a la cama de Nicolas y Myrna. De nuevo, aceite comenzó a salir de las manos de Myrna. Nicolas fue a llamar a sus familiares quienes vinieron y todos comenzaron a rezar. El aceite seguía saliendo de la imagen y en una hora llenó cuatro platos. Entonces Myrna quedó completamente sorda, puso su cabeza junto al icono milagroso y escuchó la suave voz de una mujer:

"María no tengas miedo. Estoy contigo. Abre las puertas y no prives a nadie de verme. enciendeme una vela" Myrna pensó que era su imaginación. Tenía miedo de decir lo que le ocurría. Mientras pensaba, las luces de la casa se apagaron y Myrna tuvo que encender la vela. En ese instante la luz volvió. La imagen continuó sudando aceite por cuatro días llenando numerosos recipientes. Desde entonces la se han encendido muchas velas a la Virgen en su casa.



Al día siguiente vinieron varios sacerdotes, católicos, entre ellos el Padre Elias Zahlaoui. Las autoridades trajeron a un médico y cuatro oficiales de seguridad. Sacaron la imagen de su cuadro y descubrieron que el aceite salía de la imagen propiamente. Le pidieron a Myrna que se lavara las manos y fuera a rezar.



Inmediatamente había otra vez aceite en sus manos. El médico examinó sus manos y dijo al oficial: "Dios es grande". Tomaron muestras del aceite en piezas de algodón y se marcharon. A Myrna no le gustaba que el aceite saliese de sus manos porque atraía atención hacia ella, por lo que rezó a la Virgen para que el aceite saliese de la imagen pero no de sus manos. El Padre Zahlaoui y otras personas estaban junto a ella cuando ella dijo: "Padre, siento que la Virgen ha entrado en mi". El aceite brotaba de las manos de Myrna y de la imagen. El sacerdote fue al obispo, le contó la historia y le llevó una muestra del aceite. El obispo dijo que olía como el aceite que se utiliza para los sacramentos.

En la casa de Myrna y Nicolás la gente se agolpaba. miles de personas, católicos, musulmanes y ortodoxos, visitaron la imagen que suda aceite. Nunca cerraron las puertas de sus casa.



La primera aparición.
La noche del 15 de diciembre de 1982, mientras una multitud de fieles rezaba frente al ícono milagroso, de repente, Myrna sintió algo que jalaba su brazo. Era la misma hora en que el ángel había llevado a Sta. Catalina Laouré a la capilla para ver a la Virgen (11:37PM). Myrna no conocía a la santa. La fuerza que la jalaba la llevó a la terraza en el tejado de la casa. Allí temblando se arrodilló. Cuando levantó los ojos vio la Santísima Virgen. Myrna corrió a su cuñada que vivía allí, gritando: "¡Helene, Helene, la Virgen!"

El 18 de diciembre la Virgen regresó y habló por primera vez. Otra vez era la misma hora que cuando visitó a Santa Catalina y le habló (11:37PM):



Mis niños Recuerden a Dios porque Dios esta con nosotros. Ustedes lo saben todo y no saben nada. Vuestro conocimiento es conocimiento imperfecto, pero un día lo sabrán todo como Dios me conoce.

Hagan bien a los que hacen mal. No traten a nadie mal.

El papa de Myrna le pidió a la Virgen que no les deje sin aceite. Myrna escuchó la respuesta de la Virgen: Yo les di mas aceite del que pidieron, y sin embargo, les daré algo mucho mas fuerte que el aceite.




Myrna podía ver a la Virgen y tocarla.
La Virgen dijo: Arrepiéntanse y crean... recuérdenme cuando estén contentos. Anuncien a mi Hijo, Emmanuel. Quien lo anuncie está salvado. Quien no lo anuncie...su fe es vana.

Amense unos a otros.
No les pido dinero para darle a las iglesias ni para distribuir a los pobres. Pido amor. Quienes distribuyen dinero a las iglesias y a los pobres, pero no aman, no
son nada. Yo visitaré hogares mas frecuentemente, porque quienes van a la Iglesia, a veces no oran.






No te pido que edifiques una iglesia para mi sino un santuario. Da. No niegues a nadie que pida ayuda. Al regresar al cielo, la Virgen, antes de ser envuelta en luz, la Virgen levantó el rosario para recordarnos que lo recemos.

La historia es mucho mas larga con mas apariciones...
Myrna sufrió las cinco llagas de Cristo desde el 26 de octubre del 1983 También ha sufrido mucho por las dificultades con su esposo a raíz de las experiencias místicas. El se había distanciado considerándola demasiado santa. Por eso ella lloraba mucho. El sacerdote trató de explicarle a el que la Virgen quería la unidad del matrimonio.

La Virgen entonces intervino para ayudar la unidad matrimonial. Se le apareció a ella y le dijo: Eso es todo lo que quiero. No he venido a separar. Tu vida matrimonial permanecerá como es.


¿Te gustaría venir a mi?...ven Es suficiente que quieras venir.
Desde entonces el matrimonio se normalizó. El 1ro de mayo de 1985, fiesta de San José, las manos y el rostro de Myrna sudaban aceite. Vio la Virgen y escucho sus palabras:

Mis niños estén unidos. Mi corazón esta herido. No permitan que mi corazón esté dividido por vuestras divisiones. Mi hija, te daré un regalo por tus fatigas.

El regalo fue el nacimiento de una hija.

Las apariciones han sido aprobadas por la Iglesia Católica y la Ortodoxa. El Santo Padre, Juan Pablo II, en su visita a Damasco, recibió una réplica del icono de Nuestra Señora de Soufanieh, El Papa utilizó el cáliz de Myrna para la celebrar la santa misa en Damasco.

La Virgen ha hecho muchas curaciones milagrosas.
El milagro se propaga por todo el mundo Copias de la imagen milagrosa también han sudado aceite en muchas partes del mundo y también ante estas han habido curaciones.
La unidad Como fruto de la presencia de la Virgen, sacerdotes católicos, ortodoxos y hasta clero musulmán se comenzaron a reunir a rezar juntos. Algunos ortodoxos y católicos se quejaron de estas reuniones en común y quisieron cerrar la casa de las apariciones. Trajeron agentes de la seguridad que tomaron la imagen milagrosa y, en el proceso de investigarla, rasgaron la parte superior de la imagen. Esto es un signo: la imagen está rasgada tal como el Cuerpo Místico, la Iglesia, por causa de las divisiones. La Virgen quiere conversión de nuestros corazones para que con amor traigamos la unidad.

¿Existe realmente el infierno?, Dialogo con los Protestantes

El pecador que no se arrepiente está despreciando a Dios y el sacrificio de Cristo

Vídeos de un diálogo franco con protestantes sobre el Infierno. Si no fuese tan seria, se podría uno hasta reir un poco.

¿Existe realmente el infierno? ¿Qué es el infierno?

El infierno es un estado que corresponde, en el más allá, a los que mueren en pecado mortal y enemistad con Dios, habiendo perdido la gracia santificante por un acto personal, es decir, inteligente, libre y voluntario.

¿En verdad existe el infierno?

Jesucristo habla del infierno muchísimas veces en el Evangelio y expresa claramente su carácter de castigo doloroso y eterno.

¿Crees que si no existiera el infierno, Jesús hubiera empleado su tiempo, que Él sabía muy valioso, hablando de una mentira, algo ficticio, sólo para asustar a los hombres?
Jesucristo sabía lo que es el infierno y por eso vino al mundo: a librarnos de ese castigo, a enseñarnos el camino para llegar al Cielo.

Por otra parte, si el infierno no existiera, ¿qué sentido tendría la salvación? ¿A qué hubiera venido Jesús al mundo? ¿A salvarnos de qué?

No podemos escapar de creer que el infierno es algo real. Debemos tomar en serio la posibilidad de ser desgraciados para siempre. La existencia del infierno y de que es eterno, fue definido dogma de fe en el IV Concilio de Letrán.


¿Cómo es posible que exista el infierno si Dios es infinitamente misericordioso?


"Dios quiere que todos los hombres se salven" nos lo dice San Pablo en la primera carta a Timoteo. Esto nos puede llevar a pensar que si Dios quiere que todos nos salvemos entonces no debería existir el infierno. Pero el apóstol nos dice que Dios "quiere", no que Dios "afirma" que todos los hombres se salvarán. Es como si yo dijera: "quiero aprobar mi examen final", ese "quiero" no significa que aprobaré. De mí depende el que pase o no.

Muchas veces se oye entre estudiantes: "El profesor me reprobó". Pero no es verdad, el profesor no le reprobó, él se reprobó a sí mismo al no estudiar lo suficiente para pasar el examen. Y así sucede con Dios. Él no nos condena. Respeta nuestra libertad. De nosotros depende si queremos prepararnos para el examen final o seguir tan campantes esperando aprobarlo sin tocar un libro. Dios cuando nos crea, nos crea para que nos salvemos, puso dentro de nosotros unas leyes que debemos respetar y nos mandó a su Hijo para enseñarnos cómo respetarlas, pero no puede hacer nada si nosotros no queremos colaborar.

Si a un automóvil no le cambiamos el aceite, si en vez de ponerle gasolina le ponemos alcohol o agua, si no le revisamos el motor... seguramente se descompondrá. Lo mismo sucede con el hombre, si no respeta las leyes inscritas en su naturaleza, no podrá cumplir con su fin último que es la salvación eterna. Ojalá que todos nos preparemos para pasar el examen final, el más importante que haremos en toda nuestra vida, ante el tribunal de Dios, pues si lo pasamos podemos decir que nuestra vida ha tenido un sentido.

¿En qué consistirán las penas del infierno?

Así como en el Cielo disfrutaremos plenamente como hombres formados de cuerpo y alma, en el infierno también habrá dos elementos de sufrimiento:

o El sufrimiento del alma por no poder ver a Dios, llamado pena de daño. Este sufrimiento se deriva de que los que fueron condenados ya vieron a Dios, con toda su belleza y grandiosidad, en el día del juicio y… ya no lo podrán ver jamás. Es el sufrimiento ocasionado por sentirse irresistiblemente atraídos hacia Dios sabiéndose eternamente rechazados por Él.

oEl sufrimiento del cuerpo o pena de sentido. Aquí se trata de un elemento material que causa un daño físico, un dolor intensísimo en el cuerpo. Para significar este gran sufrimiento, Cristo habla en el Evangelio de "fuego", y aunque no necesariamente es un fuego como el que conocemos en la Tierra, ésta es la imagen que comúnmente tenemos de las penas del infierno.

¿Puede un condenado arrepentirse?

¡Ojalá pudiera, pero ya no tiene esta posibilidad! El hombre que ha rechazado en su vida la amistad con Dios, ya no es admitido a ella.

En el momento de la muerte, el alma separada, por ser espíritu puro, queda fija para siempre en la posición a favor o en contra de Dios que tenía en el último momento de vida. Dios rechaza eternamente al condenado, pero no porque lo odie, pues su amor es siempre fiel, sino porque el condenado está eternamente cerrado a recibir el perdón. ¿Cómo poder perdonar a alguien que no quiere ser perdonado?

Esta conciencia de no admisión y el saber que ya no tiene remedio, que ya no hay posibilidad de conversión, hace que surja en el condenado el odio y el endurecimiento. Sufren por no estar con Dios, pero ese sufrimiento se transforma en envidia y en odio. Se convierten en enemigos de Dios.

Santa María Magdalena de Pazzi oyó una vez la voz de Dios que le dijo:
Entre los condenados reina el odio, pues cada uno ve ahí a aquél que fue la causa de su condenación y lo odia por haberlo llevado ahí. De esta manera, los recién llegados aumentan la rabia que ya existía antes de su llegada.

¿Podemos imaginar el infierno?

Si hacemos la operación inversa a pensar en el Cielo podemos darnos una idea aproximada acerca de cómo podrá ser el infierno, aunque será una analogía, pues el cuerpo resucitado no será un cuerpo como el que ahora tenemos, sino diferente, que ya no estará sujeto al espacio y al tiempo.





La Misión de Gloria Polo es explicartelo en Persona

Para hacerte una idea de lo que es el infierno, imagina el lugar más horrible que puedas, quítale lo poco bello que le quede y llénalo de las cosas más repugnantes y aterradoras. Imagínate haciendo lo que más aborreces, sufriendo unos dolores indecibles en todo el cuerpo: contemplando imágenes espantosas; escuchando sonidos estridentes y desafinados; experimentando los sabores más amargos; sufriendo con los olores más desagradables y sintiendo en tu corazón los peores sentimientos: envidia, celos, remordimiento, rencor, odio. Después, rodéate de las personas más abominables que te puedas imaginar: orgullosas, envidiosas, egoístas, criticonas, sarcásticas, sádicas y degeneradas. Y lo peor de todo… te sientes irresistiblemente atraído hacia Dios y sabes que nunca podrás llegar a estar con Él. Piensa que en ese lugar estás aprisionado para siempre, sin posibilidad alguna de escapar. Esta puede ser una imagen semejante al infierno, pero debes tener la seguridad de que cualquier cosa que te imagines será mínima frente a la realidad, pues nuestra condición humana nos hace incapaces de imaginar un sufrimiento sin límites.

¿Hay alguien que realmente esté en el infierno?

Eso no lo podemos afirmar. Sabemos que existe el infierno con tanta certeza como sabemos que existe el Cielo. La Iglesia nos asegura que hay gente en el Cielo y que son aquellas personas que han sido canonizadas, pero nunca se ha hecho una "canonización al revés", que nos asegure que cierta persona está en el infierno.
Sin embargo, hay muchos santos a quienes Dios les ha concedido una visión del infierno y que nos han dicho: Ví almas que caían al infierno como hojas que caen en el otoño.

¿Puedo salvarme si me arrepiento en el último momento?

Es demasiado arriesgado pensar que puedes vivir como quieras y arrepentirte en el momento de la muerte, pues ese momento será muy difícil para ti.
Como dice la Madre Teresa: En el momento de la agonía, el hombre sufre tanto, que es muy fácil que se sienta invadido por la desesperación y la angustia, y estos sentimientos lo vuelvan incapaz de arrepentirse y recibir el perdón de Dios.
Será muy difícil que en el último momento tengas la fuerza y la valentía para arrepentirte, si viviste toda tu vida lejos de Dios. Sin embargo, si te empeñas en arriesgarte, es verdad que Dios te da la posibilidad de arrepentirte hasta el último instante de vida y puedes salvarte con ese único acto de arrepentimiento.



Algunas citas evangélicas sobre el infierno:

Mt 5,22: ...y quien dijere a su hermano "insensato", será reo de la gehena del fuego.
Mt 10,28: No temáis a los que matan el cuerpo… temed más bien a los que pueden arruinar el cuerpo y el alma en el fuego eterno.
Mc 9,43-48: ...más te vale entrar manco al Cielo, que entrar con las dos manos a la gehena, al fuego inextinguible.
Mt 13,50: ...y los echarán al horno de fuego; allí llorarán y les rechinarán los dientes.
Mt 25,41: Apartaos de mi malditos al fuego eterno.
Mt 22,13: ...atadlo y echadlo fuera a las tinieblas, donde habrá llanto y crujir de dientes.
Mt 25,30: ...y el siervo inútil será arrojado a las tinieblas.
Lc16,28: ...para que no vengan también ellos a este lugar de tormento…
Mt 25,46: ...e irán estos al tormento eterno.

¡No te harás Imagenes!, Los Adventistas del Septimo Día y la confusión a católicos, Explicación de los 10 Mandamientos.

Respuestas ante objeciones a los católicos por algunas prácticas o afirmaciones de fe que, se dice, están reñidas con la Biblia.



Si bien las Escrituras nos han sido dadas por Dios para que conociéndolas y profundizando en ellas crezcamos en el conocimiento y amor de su Hijo Jesucristo, y de este modo alcancemos la Verdad; y no para que la empleemos como campo o instrumento de combate entre cristianos; dado que se suele objetar muy duramente a los católicos por algunas prácticas o afirmaciones de fe que, se dice, están reñidas con la Biblia, parece conveniente esbozar una breve respuesta a algunas de estas cuestiones.

Por supuesto que una respuesta acabada requiere de un estudio más detenido y detallado de cada una de las cuestiones.

Jesús es verdadero Dios

Testigos de Jehová, y Mormones niegan la divinidad de Cristo. Con un lenguaje confuso suelen darle el título de ‘hijo de Dios’, pero lo interpretan como de un rango inferior a Dios Padre.

En este sentido hay que considerar ante todo:

# Si bien asume el título de Hijo de Dios, y todos somos hijos de Dios, siempre mantiene una clara distinción entre el modo en que Él es Hijo, y el modo en que lo somos nosotros: "Ustedes oren de esta manera: ‘Padre nuestro...’" (Mt 6,9).

# Los signos que realiza Jesús y que lo muestran como Señor de la Vida (resucita muertos), Amo de todo el mundo creado (calma la tormenta), con poder para perdonar los pecados.

# Él mismo se manifiesta Dios cuando asume la función de Legislador al dar a conocer la nueva Ley y reformar la Ley del Antiguo Testamento: "Ustedes han oído que se dijo... pero yo les digo..." (Cf. Mt 5).

# El Sumo Sacerdote reconoce que Jesús se proclama Dios cuando lo acusa de blasfemia: "¡Ha blasfemado! ¿Qué falta nos hacen los testigos?..." (Mt 26,65).

# Los discípulos lo reconocen como Dios cuando se postran ante Él, y Él admite este gesto que los judíos reservaban solo para Dios: Mt 20,20; Lc 5,12; Jn 9,38; 11,32.

Además, hay algunas citas bíblicas, que la traducción jehovista deforma, entre otras:
Jn 1,1: "Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios."

La Virgen María no tuvo otros hijos además de Jesús

Esta afirmación parte de Mc 3,31-32 entre otros párrafos, en los que se refieren a los ‘hermanos de Jesús’, de donde se suele conjeturar que la Santísima Virgen debió tener otros hijos además de Jesús.

Esta conjetura es errónea porque:

# En el lenguaje bíblico se denomina indistintamente ‘hermanos’ a todos los parientes cercanos, aquellos que nosotros distinguimos como tíos, primos, sobrinos, etc.. Esto puede verse claramente en el caso de Abraham, que siendo propiamente tío de Lot, en Gn 13,8 se dirige a su sobrino llamándolo ‘hermano’. Por lo tanto, aquellos ‘hermanos’ de Jesús, en realidad podrían ser sus primos.

# En segundo lugar, Mt 13,5 y Mc 6,3 enumeran a estos ‘hermanos’ de Jesús: Santiago, José, Judas y Simón. Si se revisan con atención los relatos de la Pasión, se podrá ver que al hacer el detalle de las mujeres que estaban al pie de la Cruz, se hace referencia a ‘otra María’, la madre de estos primos del Señor.

# En consecuencia, aquellos que se denominan ‘hermanos’ de Jesús, no son hijos de María, la esposa de José, y son en realidad primos.

Los católicos damos culto de veneración a la Santísima Virgen

Los católicos distinguimos claramente el culto de adoración que debemos sólo a Dios, y el de veneración (es decir respeto, imitación, amor, etc.) que rendimos a la Santísima Virgen. No podemos adorar a María siendo que afirmamos claramente que no es Dios.

Esta veneración está justificada:

# Por el trato particular que le dispensa el Arcángel Gabriel al saludarla diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo" (Lc 1,28).

# Por el modo particular en que la saluda santa Isabel: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres...!" (Lc 1,42).

# Por las mismas palabras de María en el Magnificat: "En adelante todas las generaciones me llamarán feliz..." (Lc 1,48).

# Por la misión particular que le confió Jesús desde la Cruz: "...dijo al discípulo: ‘Aquí tienes a tu madre’" (Jn 19,27).
Pero no sólo le rendimos veneración, sino que además acudimos a su intercesión ante el Hijo, intercesión que nos enseña el mismo Apóstol san Juan en el relato de las bodas de Caná (Jn 2,1-11), cuando su intercesión obtiene el milagro de la conversión del agua en vino.

Necesidad universal del Bautismo

Cuando la Iglesia bautiza, lo hace en fidelidad al mandato de Cristo: "Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo..." (Mt 28,19). Los Apóstoles desde un comienzo entendieron este mandato como universal, bautizando no sólo a paganos, sino también a familias enteras (lo que se supone que comprendía a los niños): "Inmediatamente después fue bautizado junto con toda su familia." (Hch 16,33).

El Bautismo es necesario para la salvación: "El que no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios..." (Jn 3,5). ¿Por qué privar entonces a los niños del Bautismo?

Necesidad de la Eucaristía para la Vida Eterna

La Eucaristía fue aceptada desde siempre por los cristianos como el acontecimiento central de la vida de la Iglesia, y esta percepción es consecuencia de las palabras del mismo Jesús: "...si no comen la Carne del Hijo del Hombre y no beben su Sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna..." (Jn 6,52-53).

Es Jesús el que instituye la Eucaristía y la deposita en manos de sus Apóstoles, cuando en la Última Cena, les dice: "Esto es mi Cuerpo que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía." (Lc 22,19).

¿Cómo pueden ofrecer la verdadera Vida eterna o la Salvación, aquellos que por carecer de un sacerdocio ordenado carecen también del don de la Eucaristía?

La confesión ha sido instituida por Jesús

Se suele impugnar también el sacramento de la Reconciliación afirmando que Jesús perdonó los pecados pero que no requirió la confesión de los mismos.

Obviamente quienes así se expresan están ignorando que, después de su Resurrección, Jesús depositó el poder de perdonar los pecados en manos de sus Apóstoles cuando, luego de infundirles el Espíritu Santo dijo: "Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonas a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan." (Jn 20,22-23).
Es decir, cuando deseamos recibir el perdón de nuestros pecados hemos de recurrir a los sucesores de los Apóstoles, y serán ellos quienes, por el poder depositado por Cristo en ellos, nos administren ese perdón. Jesús no establece otro modo para que los hombres recibamos su perdón.

Jesús instituyó una cabeza para su Iglesia

Algunos grupos suelen impugnar la función y poder que la Iglesia adjudica al Papa, afirmando en algunos casos que pretendemos poner en sus manos lo que en realidad es atributo de Jesús.

Esto no es así. Jesús mismo instituyó a san Pedro como cabeza de los Apóstoles y fundamento de la Iglesia al afirmar: "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá sobre ella" (Mt 16,18), y al prometer que el poder de la muerte no prevalecerá sobre su Iglesia, está poniendo de manifiesto que las promesas que deposita en san Pedro exceden su persona y son propias de su carácter de cabeza de los Apóstoles.

Pero además, Jesús deposita en san Pedro una serie de promesas y misiones, que por estar referidas a la Iglesia, es evidente que no se pueden restringir a la persona del primer Papa, sino que a través de él se extienden a sus sucesores para bien de la Iglesia:

# Mt 16,19: "Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en los cielos."

# Lc 22,31-32: "... tú, después de que hayas vuelto, confirma a tus hermanos."

# Jn 21,15-17: "... apacienta mis corderos,... apacienta mis ovejas,... apacienta mis ovejas..."
En consecuencia, negar que el Papa, como sucesor de san Pedro, es la cabeza de la Iglesia, es negarle a la Iglesia el cimiento sólido sobre el que Jesús mismo quiso edificarla.

El alma humana no se reencarna después de la muerte

Algunos grupos y muchos cristianos tienden a confundir el concepto cristiano de Resurrección con el oriental de reencarnación. La afirmación de la reencarnación es contraria a la fe cristiana pues:

# Niega la unidad de cuerpo y alma propia del hombre, ya que reduce la persona a su sólo espíritu.

# Considera a la muerte como liberación, no como castigo del pecado según lo expresa Gn 3.

# Niega el valor redentor del sacrificio de la Cruz, ya que supone la necesidad de vidas consecutivas para poder alcanzar el estado de felicidad.

# Ignora la Misericordia de Dios, ya que no deja lugar al arrepentimiento y el perdón, al exigir que toda culpa sea pagada en esta vida o en las sucesivas.

# Contradice las afirmaciones del Nuevo Testamento en orden a que el hombre muere una sola vez: "...del mismo modo que está establecido que los hombres mueran una solo vez, y luego el juicio..." (Hb9, 27)

# Contradice la fe cristiana de que el juicio personal de cada hombre, se da inmediatamente después de su muerte: "... Y decía (el buen ladrón): ‘Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu Reino’ Jesús le dijo: ‘Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso’" (Lc 23,42-43).

A este respecto, el Catecismo de la Iglesia Católica expresa claramente: "La muerte es el fin de la peregrinación terrena del hombre, del tiempo de gracia y de misericordia que Dios le ofrece para realizar su vida terrena según el designio divino y para decidir su último destino.

Cuando ha tenido fin ‘el único curso de nuestra vida terrena´’, ya no volveremos a otras vidas terrenas. ‘Está establecido que los hombres mueran una solo vez’ (Hb 9,27). No hay ‘reencarnación’ después de la muerte" (Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1012-1013).

Hay que guardar el domingo, no el sábado

Algunos grupos de tendencia judaizante (especialmente los Adventistas), sostienen que los católicos faltamos al precepto bíblico de guardar el séptimo día, ya que no observamos el descanso sabático y lo hemos transferido al domingo. Ciertamente el término sábado refiere al día séptimo, pero desde el nacimiento de la Iglesia los cristianos trasladaron el descanso sabático al primer día de la semana, el día de la Resurrección del Señor (de ahí la denominación de ‘Domingo’, ‘día del Señor’), para conmemorar el acontecimiento fundamental de nuestra Redención.

Esto lo expresan claramente los Apóstoles en reiteradas ocasiones:

# "Un domingo que nos reunimos para la fracción del pan, Pablo, que debía partir al día siguiente..." (Hch 20,7).

# "Todos los domingos aparte y deposite cada uno lo que haya logrado ahorrar..." (1 Co 16,2).

# "Un domingo, se apoderó de mí el Espíritu..." (Ap 1,10).

Pero en definitiva, el verdadero seguidor de Cristo ha de ponerse más allá de estas discusiones, como expresa san Pablo: "... que nadie os juzgue por asuntos de comida o bebida, solemnidades, fiestas mensuales o semanales. Todo eso es sombra de lo venidero; la realidad pertenece a Cristo..." (Col 2,16-17)

Las Escrituras no prohiben las imágenes

A partir de la prohibición de adorar imágenes contenida en Ex 20,3-5; Lv 26,1; Dt 4,15-16; y el mandato de destruírlas, muchos grupos, especialmente de origen evangélico, acusan a los católicos de violar la Ley de Dios adorando imágenes.

Ciertamente sigue vigente la condena a la idolatría del Antiguo Testamento, pero los católicos no adoramos imágenes ya que la Iglesia Católica nunca ha afirmado que las imágenes de la Santísima Virgen y de los santos sean dioses e, incluso, sería una falta grave brindar adoración a una imagen de Nuestro Señor, ya que la imagen no es la misma Persona Divina.

En este sentido es preciso tener presente que:

# Los textos bíblicos mencionados (Ex 20,3-5; Lv 26,1; Dt 4,15-16) se refieren específicamente a la idolatría (adoración de objetos materiales como si ellos mismos fueran dioses), no a la realización de imágenes para la ornamentación de los templos.

# De hecho, el mismo Dios dispone y acepta el uso de imágenes en el mismo Templo de Jerusalén: Ex 25,18-19; Nm 21,8-9; 1R 6,25-29; 7,25-29; 9,3.

# Hay un hecho particular que debe ser tenido muy en cuenta: cuando la plaga de serpientes en el desierto, el mismo Dios manda esculpir una imagen de serpiente que al ser mirada por los israelitas les otorga la salud (Nm 21,8-9); pero cuando la fe del pueblo se pervierta y comiencen a adorarla como a un ídolo, la imagen será destruida (2R 18,4).

Consiguientemente la falta no está en utilizar imágenes, sino en confundirlas con el mismo Dios; esto es propiamente la idolatría. Claro que tampoco se obliga a nadie a utilizar imágenes.

Dialogo con los Testigos de Jehová

¡Ah que dificil! se torna a veces la conversación con estas personas, pero no son los únicos yo tambien he tenido amigos y hasta familiares que se van a las sectas.

Aquí una ayudadita del buen Padre Flaviano Amatulli.


Como recuerdo aquella ocasión en la clínica del ISSSTE mientras mi Papá estaba muy enfermo, mi Madre lo cuidaba (Fueron un matrimonio de más de 50 años, hasta Bodas de Oro les hicimos y a pesar del alcoholismo de mi padre, ámbos descansan en paz), mi madre cuidandolo a pesar de todo, todo el día, y habia una persona, un señor de unos 50 años a un lado y me decía mi madre: "Los médicos dicen que va a fallecer, porque sus familiares no quieren que se le ponga Sangre ni nada". Fué un momento muy triste verlo ahí, sufriendo con muchas sondas, con una expresión de dolor, de sufrimiento, los familiares de él no estaban ahí para darse cuenta de aquello. Que triste que muchas personas no saben en lo que se meten.

Los Testigos de Jehová: Documental Cristiano Protestante
Éste es un documental Cristiano Protestante muy revelador con testimonios que no es dificil encontrar en muchos de los Testigos de Jehová que han salido de la secta. Algunas de las apreciaciones que hacen sobre aspectos Bíblicos son inexactos y no concuerdan con la Doctrina de la Iglesia Católica por supuesto (La Justificación por la Fe), pero es un buen referente para conocer como funcionan.



¡Apocalipsis!, el Petate del Muerto de las Sectas Protestantes, el Padre Amatulli te lo explica con su excepcional simpatía

El Apocalipsis ¿qué es y a qué se refiere? En el Apocalipsis Jesús es el conquistador de Satanás y su reino


Apocalipsis (Libro de las Revelaciones)
Autor: C Van den Biesen
Fuente: El Teólogo Responde

El Apocalipsis, del verbo "apokalypto", revelar, es el nombre dado al último libro de la Biblia. También se le llama libro de la Revelación. Aunque es una obra cristiana, el Apocalipsis pertenece a una clase de literatura que tiene que ver con temas escatológicos, muy en boga entre los judíos del siglo I a. C. y del I después de Cristo.



Autenticidad
El autor del Apocalipsis se llama a sí mismo Juan. "Juan a las siete iglesias que están en Asia" (Ap. 1, 4). Y de nuevo, "yo, Juan, vuestro hermano y compañero de la tribulación. . . me encontraba en la isla llamada Patmos, por causa de la Palabra de Dios" (1, 9). El Vidente no da más detalles sobre su personalidad. Pero por la tradición sabemos que el Vidente del Apocalipsis era San Juan, apóstol, hijo de Zebedeo, el Discípulo amado de Jesús. Al final del siglo segundo el Apocalipsis fue reconocido por los representantes históricos de las iglesias principales como una obra genuina del apóstol Juan. En Asia, Melitón, Obispo de Sardes, una de las Siete Iglesias del Apocalipsis, reconoció el Apocalipsis de Juan y escribió un comentario sobre él (Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica, IV, 26). En la Galia, Ireneo cree firmemente en su autoridad Divina y Apostólica (Adversus Haer., V, 30). En África, Tertuliano cita frecuentemente el Apocalipsis sin dudas aparentes sobre su autenticidad (C. Marcion, III, 14, 25).





En Italia, el Obispo Hipólito asigna su autoría al apóstol Juan, y el Fragmento Muratoriano (un documento del principio del siglo tercero) lo enumera junto con las otras escrituras canónicas, añadiendo, ciertamente, el Apocalipsis apócrifo de San Pedro, pero con la cláusula, quam quidam ex nostris in ecclesia legi nolunt. El Vetus Itala, la versión latina común en Italia y Africa durante el siglo tercero, contenía el Apocalipsis. En Egipto, Clemente y Orígenes creían sin vacilación en su autoría joánica. Ellos eran estudiosos y hombres de juicio crítico. Su opinión es aún más valiosa por cuanto ellos no simpatizaban con la enseñanza milenaria del libro. Ellos se contentaron con una interpretación alegórica de ciertos pasajes pero nunca se aventuraron a impugnar su autoridad. Acercándonos más estrechamente a la era apostólica tenemos el testimonio del mártir de san Justino, a mediados del siglo segundo. De Eusebio, (Hist. Eccl., IV, xviii, 8), así como de su diálogo con el judío Trifón (c. 81), realizado en Éfeso, la residencia del apóstol, sabemos que él admitió la autenticidad del Apocalipsis. Otro testigo de alrededor del mismo tiempo es Papías, Obispo de Hierápolis, un lugar no lejos de Éfeso. Si no escuchó directamente a San Juan, al menos conoció personalmente algunos de sus discípulos (Eusebio, Hist. Eccl., III, 39). Su conocimiento es indirecto. Andreas, Obispo de Cesarea, en el prólogo a su comentario del Apocalipsis, nos informa que Papías admitió su carácter inspirado. Indudablemente Papías sacó del Apocalipsis sus ideas sobre el milenio, por lo cual Eusebio desacredita su autoridad, declarándolo haber sido un hombre de comprensión limitada. Los escritos apostólicos no dan ninguna evidencia de la autenticidad del libro.






Argumentos en contra de su autenticidad


Los "Alogi", una secta del año 200 D.C., llamada así debido a su rechazo de la doctrina del Logos, negó la autenticidad del Apocalipsis y se lo asigna a Cerinto (Epifanio, Ll, ff, 33,; cf. Iren., Adv. Haer., III, 11, 9). Cayo, un presbítero romano, de aproximadamente la misma época, sostiene una opinión similar. Eusebio cita sus palabras tomadas de su Disputa: "Pero Cerinto por medio de revelaciones que él afirmó ser escritos por un gran Apóstol falsamente imaginaba cosas maravillosas, afirmando que después de la resurrección habría un reino terreno" (Hist. Eccl., III, 28). El antagonista más formidable de la autoridad del Apocalipsis es Dionisio, Obispo de Alejandría, discípulo de Orígenes. Él no se opone a suponer que Cerinto es el escritor del Apocalipsis. "Pues", dice, "ésta es la doctrina de Cerinto: que habrá un reino terreno de Cristo y como él era un amante del cuerpo, soñaba que se manifestaría en la satisfacción del apetito de los sentidos". Sin embargo, él mismo no adoptó la visión de que Cerinto fuera su autor. Él consideraba el Apocalipsis como la obra de un hombre inspirado pero no de un Apóstol (Eusebio, Hist. Eccl., VII, 25). Durante los siglos IV y V la tendencia a excluir el Apocalipsis de la lista de sagrados libros siguió aumentando en las iglesias Syro-palestinas. Eusebio no expresa ninguna opinión definida. Él se manifiesta con la afirmación: "El Apocalipsis es aceptado por algunos entre los libros canónicos, pero otros lo rechazan" (Hist. Eccl., III, 25). San Cirilo de Jerusalén no lo nombra entre los libros canónicos (Catech. IV, 33-36); tampoco aparece en la lista del Sínodo de Laodicea, o en la de Gregorio de Nacianzo. Quizás el argumento más contundente contra la paternidad literaria apostólica del libro es su omisión del "Peshito", la Vulgata siria. Pero aunque el hecho de que estas autoridades den evidencia contra la autenticidad del Apocalipsis merece ser considerado, ellos no pueden anular ni afectar el testimonio más antiguo y unánime de las iglesias. La opinión de sus oponentes, además, no era libre de prejuicios. De la manera en la que el Dionisio sostuvo la cuestión, es evidente que él consideró el libro peligroso al ocasionar nociones crudas y sensitivas acerca de la resurrección. En el Occidente la Iglesia perseveró en su tradición de la autoría apostólica. Solo san Jerónimo parece haber sido influenciado por las dudas del Oriente.






El Apocalipsis comparado con el Cuarto Evangelio


La relación entre el Apocalipsis y el Cuarto Evangelio ha sido discutida por todos los autores, tanto antiguos y como modernos. Algunos afirman y otros niegan su parecido mutuo. El sabio obispo alejandrino, Dionisio, hizo en su tiempo una lista de diferencias a la que los autores modernos han tenido poco para agregar. Él empieza observando que mientras el Evangelio es anónimo, el escritor del Apocalipsis da su nombre, Juan. Enseguida señala cómo la terminología característica del Cuarto Evangelio, tan esencial a la doctrina joánica, está ausente en el Apocalipsis. Los términos, "vida", "luz", "gracia", "verdad", no aparecen en el último. Tampoco la crudeza de dicción por parte del Apocalipsis se le escapa. El griego del Evangelio es correcto en su gramática, e incluso le da crédito al autor por una cierta elegancia de estilo. Pero el lenguaje del Apocalipsis le parecía bárbaro y desfigurado por incorrecciones. Él, por consiguiente, se inclina a atribuir las obras a autores diferentes (Hist. Eccl., VII, 25). Los que sostienen una paternidad literaria común replican que estas diferencias pueden ser consideradas teniendo en cuenta la naturaleza peculiar y el objetivo de cada obra.

El Apocalipsis contiene visiones y revelaciones. En conformidad con otros libros del mismo tipo, por ej., el Libro de Daniel, el Vidente dio su nombre a su obra. El Evangelio, por otro lado, está escrito en la forma de un recuento histórico. En la Biblia, obras de ese tipo no llevan la firma de sus autores. Así también en lo referente a la ausencia de terminología joánica en el Apocalipsis. El objeto del Evangelio es demostrar a ese Jesús es la vida y la luz del mundo, la plenitud de la verdad y de la gracia. Pero en el Apocalipsis Jesús es el conquistador de Satanás y su reino. Se aceptan los defectos de gramática en el Apocalipsis. Algunos de ellos son bastante obvios. El lector puede notar el hábito del autor de agregar una aposición en el nominativo a una palabra en un caso oblicuo (cf. 3, 12; 9, 12; 20, 2). Además contiene algunos modismos hebreos: por ej., la palabra hebrea equivalente a "erchomenos": "el que ha de venir", en lugar de "esomenos", (1, 8). Pero debe tenerse en cuenta que cuando el Apóstol vino por primera vez a Éfeso, probablemente era totalmente ignorante de la lengua griega.

Los defensores de la identidad de autoría apelan además al hecho llamativo que en ambas obras Jesús es llamado el Cordero y la Palabra. La idea del cordero que hace expiación por el pecado por medio de su sangre se toma de Isaías (53). A lo largo del Apocalipsis el retrato de Jesús es el del cordero. A través del derramamiento de su sangre ha abierto el libro con siete sellos y ha triunfado sobre Satanás. En el Evangelio Jesús es señalado por el Bautista como el "Cordero de Dios... que quita el pecado del mundo" (Juan 1, 29). Algunas de las circunstancias de su muerte recuerdan el rito observado al comer el cordero pascual, el símbolo de la redención. Su crucifixión tiene lugar en el día mismísimo en el que la Pascua era comida (Juan 18, 28). Aunque fue crucificado, sus ejecutores no rompieron los huesos de su cuerpo para que la profecía se cumpliera: "no se le quebrará hueso alguno" (Juan 19, 36). El nombre "Logos": "Palabra", es muy propio del Apocalipsis, del Evangelio y de la primera Epístola de San Juan. La primera frase del Evangelio es, "En el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios". La primera epístola de San Juan empieza, "Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído. . . de la palabra de vida". Así también en el Apocalipsis, "Y su nombre es la Palabra de Dios" (19, 13).

Tiempo y lugar

El vidente testifica que las visiones que está a punto de narrar fueron vistas por él mientras estuvo en Patmos. "Yo Juan. . . estaba en la isla llamada Patmos por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús" (1, 9). Patmos es uno del grupo de pequeñas islas cerca de la costa del Asia Menor, aproximadamente doce millas geográficas de Éfeso. La Tradición, como Eusebio nos dice, nos ha afirmado que Juan fue desterrado a Patmos durante el reinado de Domiciano por causa de su testimonio de la palabra de Dios (Hist. Eccl., III, 18). Él se refiere obviamente al pasaje "por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús" (1, 9). Es verdad que el significado más probable de esta frase es, "para oír la palabra de Dios", etc., y no "desterró debido a la palabra de Dios´´, etc., (cf. 1, 2). Pero era bastante natural que el Vidente habría considerado su destierro a Patmos como previsto por la Providencia Divina para que en la soledad de la isla pudiera oír la Palabra de Dios. La tradición transmitida por Eusebio halla confirmación en las palabras del Vidente que se describe como "un hermano y compañero en la tribulación´´ (1, 9). Ireneo ubica el destierro del Vidente en Patmos al final del reino de Domiciano. "Paene sub nostro saeculo ad finem Domitiani imperii" (Adv. Haer., V, 4). El Emperador Domiciano reinó en los años 81-96 D.C. En todos lo referente a la tradición joánica Ireneo merece un crédito excepcional. Su vida fue muy cercana a la edad Apostólica y su maestro, San Policarpo, había estado entre los discípulos de San Juan. Eusebio registrando la afirmación de Ireneo sin ningún error, agrega como el año del destierro del Vidente el decimocuarto del reinado de Domiciano. San Jerónimo también, sin reserva o vacilación, sigue la misma tradición. "Quarto decimo anno, secundam post Neronem persecutionem movente Domitiano, in Patmos insulam relegatus, scripsit Apocalypsim" (Ex libro de Script. Eccl). Contra el testimonio unido de estos tres testigos de la tradición la declaración de Epifanio, que pone el destierro del Vidente bajo el reinado de Claudio en los años 41-54 D.C, parece sumamente improbable (Haer., li, 12, 33).


Contenido

(1) LAS SIETE IGLESIAS
1, 1-3. Título y descripción del libro. La revelación hecha por Jesús el Mesías a Juan.
1, 4-9. Saludo. Saludo introductorio a las siete Epístolas, deseando a las iglesias la gracia y la paz de Dios y de Jesús.
1, 9-20. La visión de Jesús como Hijo de hombre. El retrato es tomado de Daniel 10 y Enoc 46. Cf. las frases, "uno como hijo de hombre" (Apocalipsis 1, 13, Daniel 10, 16; 7, 13); "ceñido con oro" (Apocalipsis 1, 13; Daniel 10, 5); "ojos como llamas de fuego" (Apocalipsis 1, 14; Daniel 10, 6); "a una voz como de una multitud" (Apocalipsis 1, 15; Daniel 10, 6); "caí como muerto" (Apocalipsis 1, 17; Daniel 10, 9); "y él me tocó" (Apocalipsis 1, 17, Daniel 10, 18); "pelo blanco como lana" (Apocalipsis 1, 14; Daniel 7, 9; Enoc 46, 1).
2, 1-3, 22. Las Cartas a las siete Iglesias. Las Iglesias son Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia, y Laodicea. Las Epístolas son cortas exhortaciones a los cristianos a permanecer fieles a su fe, a estar atentos a los falsos apóstoles a abstenerse de la fornicación y de la carne ofrecida a los ídolos.

(2) EL LIBRO CON LOS SIETE SELLOS

Capítulos 4 y 5. La visión de Dios entronizado sobre los Querubines. El trono está rodeado por veinticuatro ancianos. A la derecha de Dios está un rollo sellado con siete sellos. En medio de los Querubines y de los ancianos el Vidente mira un cordero, "agnus tamquam occisus", llevando en su garganta la cicatriz de la incisión con la que fue degollado. El Vidente llora porque nadie ni en cielo ni en tierra puede romper los sellos. Es confortado al oír que el cordero era digno de hacerlo debido a la redención que había forjado por su sangre. El retrato del trono es tomado de Ezequiel 1. Compare en ambas relatos la descripción de las cuatro bestias. Ellos se parecen a un león, un buey, un hombre, y una águila. Sus cuerpos están llenos de ojos (cf. Ap. 9, 8; y Ez. 10, 12). Los veinticuatro ancianos probablemente fueron sugeridos por las veinticuatro clases de sacerdotes que atienden en el Templo. El cordero degollado por los pecados de la humanidad es de Isaías 53.

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Capítulos 6 y 7. Los siete sellos y la enumeración de los Santos. Al abrir cuatro sellos, cuatro caballos aparecen. Su color es blanco, negro, rojo, y pálido, o verdoso ("chloros"), Ellos significan conquista, matanza, carestía y muerte. La visión es tomada de Zac. 6, 1-8. Al ser abierto el quinto sello el Vidente mira a los mártires que fueron asesinados y oye sus plegarias por el triunfo final. Al abrirse el sexto sello los predestinados a la gloria son contados y marcados. El Vidente los mira divididos en dos clases. Primero, 144,000 judíos, 12,000 de cada tribu. Después una multitud innumerable escogida de entre todas las naciones y lenguas.

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Capítulos 8 y 9. El séptimo sello. Después del intervalo de alrededor de media hora, el séptimo sello es roto; siete ángeles aparecen, cada una sosteniendo una trompeta. El sonido de las primeras cuatro primeras trompetas causa una destrucción parcial de los elementos de naturaleza. Uno tercio de la tierra es quemada, así como un tercio de los árboles y todo el césped. Uno tercio del mar se vuelve sangre (cf. Ex., vii, 17). Uno tercio de los ríos se ha convertido en agua ajenjo. Uno tercio del sol, la luna, y de las estrellas se oscurece, haciendo que un tercio del día se oscurezca (cf. Ex. 10, 21). Al sonar la quinta trompeta langostas salen del abismo. Su trabajo es atormentar a los hombres por cinco meses. Se les pide encarecidamente no tocar el césped. Su forma es la de caballos (Joel 2, 4), sus dientes son como los de leones (Joel 1, 6), su pelo como el pelo de mujeres. Ellos tienen colas de escorpiones con los que castigarán al hombre. El mando ellos lo tiene el Ángel del Abismo, nombrado "Abaddon", el destructor. Al sonido de la sexta trompeta, los cuatro ángeles encadenados al Éufrates son soltados. Ellos lideran un ejército de jinetes. Por el fuego que los caballos escupían y por sus colas que eran como serpientes, uno tercio de la humanidad es matada. Después de la sexta trompeta hay dos relatos. (1) El ángel que está de pie en la tierra y el mar. Él jura que al sonido de la séptima trompeta el misterio estará completo. Él da al Vidente un librito. Cuando lo come, lo siente dulce al paladar, pero amargo una vez devorado. Tomado de Ezeq., 2, 8; 3, 3. (2) La contaminación de la corte del Templo por los paganos. Dura tres años y media. Tomado de Dan. 7, 25; 9, 27; 12, 7-11. Durante ese tiempo dos testigos son enviados a predicar en Jerusalén. Ellos son los dos olivos de Zac, 4, 3.11. Al final de su misión son asesinados por la bestia. Ellos son resucitados después de tres días y medio (= años). La séptima trompeta suena ahora, las naciones son juzgadas y el reino de Cristo es establecido.


(3) EL DRAMA DIVINO
Primer Acto. Capítulos 12-14. El cordero, la mujer, y su descendencia; y opuesto a ellos, el dragón, la bestia del mar, y la bestia de la tierra. La idea principal se toma de Gén. 3, 15. "Yo pondré enemistad entre ti (la serpiente) y la mujer, entre tu descendencia y la suya". La mujer está envuelta en esplendor celestial; una corona de doce estrellas sobre su cabeza y el sol y la luna bajo sus pies (cf. Gén. 37, 9. 10). Ella está con los dolores del parto. Su primogénito está destinado a gobernar todas la naciones (Sal. 2, 8. 9). Ella, y su otra descendencia, es perseguida durante tres años y medio por el gran dragón que intenta matarlos. El gran dragón es Satanás (Gén. 3, 1). Él es expulsado del cielo. Con su cola arrastra con él un tercio de las estrellas. Tomado de Dan. 8, 10. Las estrellas caídas son los ángeles caídos. La bestia del mar está en gran parte tomada de la descripción de Daniel de las cuatro bestias. Se levanta del mar (Dan. 7, 3); tiene siete cabezas marcadas con blasfemias por todas partes. También tenía diez cuernos, como la cuarta bestia de Daniel (7, 7); se parece a un leopardo, la tercera bestia de Daniel (7, 6), tenía pies como de oso, la segunda bestia de Daniel (7, 5); y dientes como de león, la primera bestia de Daniel (7, 4). El gran dragón da pleno poder a la bestia, después de lo cual todo el mundo le rinde culto (aquéllos cuyos nombres no están en el libro del cordero). Los seguidores de la bestia tienen su marca en la cabeza y en la mano. La bestia de la tierra tiene dos cuernos como de carnero. Su poder yace en su arte de engañar por medio de fichas y milagros. A lo largo del resto del libro se le llama el falso profeta. Su oficio es ayudar la bestia del mar, e inducir a los hombres a adorar su imagen. El primer acto del drama concluye con una promesa de victoria del Cordero de Dios sobre la bestia.

Segundo Acto. Capítulos 15-16. Las siete copas. Son las siete plagas que preceden la destrucción de la gran ciudad, Babilonia. Son en gran parte sugeridas por las plagas egipcias. La primera copa se vierte sobre la tierra. Úlceras afectan violentamente a hombres y bestias (Ex. 9, 9. 10). La segunda y tercera copa son vertidas en los mares y ríos, que se convierten en sangre (Ex. 7, 17-21). La cuarta copa es derramada en el sol, que quema a los hombres hasta la muerte. La quinta copa es vertida en el trono de la bestia, lo que causa gran oscuridad (Ex. 10, 11-29). La sexta copa es derramada en el Éufrates, cuyas aguas se secan y forman un paso para los reyes del Este (Ex. 14). La séptima copa es vertida en el aire, y una tormenta y un terremoto destruyen Babilonia.

Tercer Acto. Capítulos 17-18. La gran ramera. Está sentada sobre la bestia de color escarlata con las siete cabezas y diez cuernos; está vestida de escarlata y engalanada con oro. En su cabeza está escrito: Misterio, Babilonia la grande. Los reyes de la tierra cometen fornicación con ella. Pero el día de su visita ha llegado. Es convertida en un lugar desolado, morada de animales inmundos (Ls. 13, 21. 22). Su caída es lamentada por los gobernantes y comerciantes de la tierra.

Cuarto Acto.Capítulos 19-20. La victoria sobre la bestia y el gran dragón. Un caballero aparece montado en un caballo blanco. Su nombre es "Palabra de Dios". Él derrota a la bestia y al falso profeta, los cuales son tirados vivos al lago de fuego. Su derrota es seguida por la primera resurrección y el reinado de Cristo por mil años. Los mártires resucitan y participan de la gloria y felicidad de Cristo. Durante estos mil años, el gran Dragón es encerrado con cadenas. Cuando termina el plazo es liberado para atormentar la tierra. Él engaña a las naciones Gog y Magog. Estos dos nombres son tomados de Ezeq., caps. 28-29, donde, sin embargo, Gog es el rey de Magog. Por último es lanzado también por toda la eternidad al lago de fuego. Aquí es cuando el juicio universal y la resurrección tienen lugar.

Quinto Acto. Capítulos 21-22. La nueva Jerusalén (cf. Ezequiel 40-48). Dios mora en medio de sus santos que disfrutan total felicidad. La nueva Jerusalén es la esposa del cordero. Los nombres de las Doce Tribus y de los Doce Apóstoles están escritos en sus portones. Dios y el cordero son el santuario de esta nueva ciudad.

Epílogo. Versículos 18-21. La profecía del libro se cumplirá pronto. El Vidente advierte al lector que no le añada ni le quite nada, so pena de perder su puesto en la ciudad celeste.

Propósito del libro

De esta lectura del libro es evidente que el Vidente estaba influenciado por las profecías de Daniel más que por cualquier otro libro. Daniel fue escrito con el objeto de confortar a los judíos bajo la cruel persecución de Antíoco Epifanio. El Vidente en el Apocalipsis tenía un propósito similar. Los cristianos eran perseguidos furiosamente en el reino de Domiciano. El peligro de apostasía era grande. Los falsos profetas anduvieron tratando de seducir al pueblo para aceptar las prácticas paganas y tomar parte en el culto al César. El Vidente insta a sus cristianos a permanecer fieles a su fe y enfrentar sus problemas con fortaleza. Él los anima con la promesa de una recompensa amplia y rápida. Él les asegura que la Venida triunfante de Cristo está a las puertas. Tanto al principio como al final de su libro el Vidente es muy enfático diciéndole a su pueblo que la hora de la victoria está cercana. Él comienza diciendo: "Bendito es el que. . . guarde lo escrito en ella; pues el tiempo está cerca" (1, 3). Él cierra sus visiones con las palabras patéticas: "El que da testimonio de estas cosas dice: Seguro que sí, vengo pronto: Amén. Ven, Señor Jesús". Con la venida de Cristo serán vengadas las penas de los cristianos. Sus opresores serán entregados al juicio y a los tormentos eternos. Los mártires que han caído resucitarán, de modo que ellos puedan compartir los placeres del reinado de Cristo, el milenio. Aunque esto no es sino un preludio a la bienaventuranza eterna que sigue después de la resurrección general.

Es un artículo de fe que Cristo retornará al final de los tiempos a juzgar a vivos y muertos. Pero el tiempo de su segundo advenimiento es desconocido. "Pero de ese día y hora nadie sabe, no, ni los ángeles del cielo, sino sólo el Padre" (Mt. 24, 36). Aparecería, y es sostenido así por muchos que los cristianos de la edad Apostólica esperaron que Cristo volvería durante su propia vida o generación. Este parece ser el significado más obvio de varios pasajes ambos en las Epístolas y Evangelios (cf. Juan 21, 21-23, Tes. 4, 13-18). Los cristianos de Asia Menor y el Vidente con ellos, parecen haber compartido esta expectativa engañosa. Su esperanza equivocada, sin embargo, no afectó la integridad de su fe en la parte esencial de la dogma. Su visión de un periodo milenario de felicidad corpórea era igualmente erróneo. La Iglesia ha desechado totalmente la doctrina de un milenio anterior a la resurrección. San Agustín ha sido quizás quien más que ningún otro ha ayudado a librar la Iglesia de todas las imaginaciones crudas como referidas a sus placeres. Él explicó el milenio alegóricamente y lo aplicó a la Iglesia de Cristo en tierra. Con la fundación de la Iglesia el milenio empezó. La primera resurrección es la resurrección espiritual del alma del pecado (De Civ. Dei Lib. XX). Así el número 1,000 debe ser tomado indefinidamente.


Estructura del libro y su composición literaria

La estructura del Apocalipsis requiere una división en tres partes.

La primera parte comprende las siete cartas de exhortación. La segunda tiene como idea principal la sabiduría de Cristo. Es simbolizada por el libro con siete sellos. En él están escritos los decretos eternos de Dios tocante al fin del mundo y a la victoria final del bien sobre el mal. Nadie excepto Jesús, el cordero degollado por los pecados del mundo, es digno de romper los sellos y leer su contenido.

La tercera parte describe el poder de Cristo sobre Satanás y su reino. El cordero derrota el dragón y la bestia. Esta idea se desarrolla en un drama de cinco actos. En cinco escenas sucesivas vemos ante nosotros la batalla, la caída de Babilonia la ramera, la victoria y la bienaventuranza final.

La tercera parte es no sólo la más importante, sino también la mejor lograda desde un punto de vista literario. El drama del cordero contiene varios pensamientos bellos de valor duradero. El cordero, simbolizando afabilidad y pureza, conquista la bestia, la personificación de lujuria y crueldad. La ramera significa idolatría. La fornicación que los gobernantes y las naciones de la tierra cometen con ella significa el culto que rinden a las imágenes de César y a las monedas de su poder. La segunda parte es inferior en belleza literaria. Mucho de su contenido es tomado del Antiguo Testamento, y está lleno de un simbolismo extravagante. El Vidente muestra un sabor imaginativo para todo lo raro y grotesco. Él se deleita describiendo langostas con pelo como de mujeres y caballos con colas como de serpientes. Hay pasajes ocasionales que revelan un sentido de belleza literaria. Dios quita la cortina del firmamento como un escriba enrolla sus pergaminos. Las estrellas caen de los cielos como higos de una higuera agitada por la tormenta (6, 12-14). En general, sin embargo el Vidente muestra más amor por el esplendor oriental que una apreciación de verdadera belleza.


Interpretación

Sería igualmente fatigoso e inútil enumerar aún las aplicaciones más prominentes hechas del Apocalipsis. El odio racial y el rencor religioso han encontrado en todas las épocas en su visión materia muy conveniente y satisfactoria. Personas tales como Mahoma, el Papa, Napoleón, etc., han sido identificadas a su tiempo con la bestia y la ramera. Particularmente para los "reformadores" el Apocalipsis era una cantera inagotable de dónde extraer invectivas que podrían lanzar entonces contra la jerarquía romana. Las siete colinas de Roma, las túnicas de color escarlatas de los cardenales, y los abusos infortunados de la corte papal provocaron una aplicación fácil y tentadora. Gracias a la investigación paciente y activa de estudiosos, la interpretación del Apocalipsis ha sido transferida a un campo libre de "odium theologicum". Pero entonces el significado del Vidente es determinado por las reglas de exégesis común. Aparte de la resurrección, el milenio, y las plagas que preceden la consumación final, ellos ven en sus visiones una referencia a los acontecimientos principales de su época. Su método de interpretación puede llamarse histórico comparado con la aplicación teológica y política de edades anteriores. La clave para los misterios del libro la encuentran en 17, 8-14. Pues así dice al Vidente: "El que pueda entender que entienda."


La bestia del mar que había recibido plenitud de poder del dragón, o Satanás, es el Imperio romano, o más bien, César, su representante supremo. La imagen de la bestia con la que sus siervos son marcados es la imagen del emperador en las monedas del reino. Este parece ser el significado obvio del pasaje: que todas las transacciones comerciales, todas las compras y ventas eran imposibles si no se tenía la marca de la bestia (Ap. 13, 17). Contra esta interpretación se objeta que los judíos en el tiempo de Cristo no tenían ningún escrúpulo manejando dinero en el que la imagen de César estaba grabada (Mt. 12, 15-22). Pero debe tenerse presente que el horror de los judíos hacia las imágenes imperiales era principalmente debido a la política de Calígula. Él confiscó algunas de sus sinagogas, y las transformaba en templos paganos poniendo su estatua en ellos. Él incluso intentó erigir una imagen de él en el Templo de Jerusalén (Jos. Ant., XVIII, viii, 2).


Las siete cabezas de la bestia son siete emperadores. Cinco de ellos el Vidente dice que son caído. Ellos son Tiberio Augusto, Calígula, Claudio y Nerón. El año de la muerte de Nerón es el 68 D.C. El Vidente continúa diciendo: "Uno es", a saber Vespasiano, años 70-79 D.C; es el sexto emperador. El séptimo, nos dice el Vidente, "no ha venido todavía, pero cuando venga, su reino será corto". Así se prevé a Tito, quién reinó apenas dos años (79-81). El octavo emperador es Domiciano (81-96). De él, el Vidente tiene algo muy peculiar que decir: Lo identifica con la bestia y lo describe como aquel que "era y no es, y que saldrá del pozo sin fondo" (17, 8). En el versículo 11 agrega: "Y la bestia que era y no es: ella misma también es la octava, y es de los siete, y va a la destrucción". Todos esto suena como lenguaje de los oráculos. Pero la pista para su solución es preparada por una creencia popular muy difundida en aquel momento. La muerte de Nerón había sido atestiguada por pocos, de modo que sobre todo en el Este había la idea de que Nerón todavía estaba vivo. Gentiles, judíos y cristianos estaban bajo el engaño de que él estaba escondiéndose, y como se creía normalmente, que se había ido con los enemigos más problemáticos del imperio. De ahí que esperaban que volvería a la cabeza de un ejército poderoso para vengarse de sus enemigos. La existencia de esta creencia imaginativa es un hecho histórico bien atestiguado. Tácito habla de él: "Achaia atque Asia falso exterrit velut Nero adventaret, vario super ejus exitu rumore eoque pluribus vivere eum fingentibus credentibusque" (Hist., II, 8). Así también "Dio Chrysostomus: kai nyn (alrededor del año 100 D.C.) eti pantes epithymousi zen oi de pleistoi kai oiontai (Orat., 21, 10,; cf. Sebo., "Vit. Caes". s.v. Nero, 57, y los Oráculos de la Sibilina, V, 28-33). Por tanto, los contemporáneos del Vidente creían que Nerón estaba vivo y esperaban su retorno. El Vidente o bien compartió su creencia o la utilizó para su propio propósito. Nerón había hecho un nombre para sí por su crueldad y libertinaje. Los cristianos en particular tenían razones para temerle. Bajo él tuvo lugar la primera persecución. La segunda ocurrió bajo Domiciano. Pero diferente a la anterior, no se limitó a Italia, sino que se extendió a lo largo de las provincias. Muchos cristianos fueron llevados a la muerte, otros desterrados (Eusebio, Hist. Eccl., III, 17-19). De esta manera el Vidente fue llevado a considerar Domiciano como un segundo Nerón, "Nero redivivus". De allí que lo describiera como "el que era, que no, y que había de volver". De ahí que lo cuenta como el octavo y al mismo tiempo le hace uno de los siete precedentes, el quinto, Nerón. La identificación de los dos emperadores era fácil de hacer pues incluso autores paganos llamaron a Domiciano un segundo Nerón (calvus Nero, Juvenal. IV, 38). La creencia popular acerca de la muerte de Nerón y su retorno parece ser referida también en el pasaje (13, 3): "Y yo vi uno de sus cabezas como si fuera cortada hasta la muerte: y su herida de muerte fue sanada."


Los diez cuernos son explicados comúnmente como los gobernantes vasallos bajo la supremacía de Roma. Son descritos como reyes (basileis), en un sentido más amplio, pues ellos no son reyes verdaderos, sino que recibieron poder para gobernar con la bestia. Su poder, además, es apenas para una hora, significando su corta duración e inestabilidad (17, 17). El Vidente ha marcado la bestia con el número 666. Su propósito era que por este número la gente lo conociera. El que entienda, que cuente el número de la bestia. Porque es el número de un hombre: y su número es seiscientos y sesenta y seis. Un número humano, es decir inteligible por las reglas comunes de investigación. Nosotros tenemos aquí un caso judío de gematría. Su objeto es ocultar un nombre sustituyéndolo con una cifra de igual valor numérico a las letras que lo componen. Por mucho tiempo intérpretes intentaron descifrar el número 666 por medio del alfabeto griego, por ej., Ireneo, "Adv. Haer"., V, 33. Sus esfuerzos no han dado ningún resultado satisfactorio. El éxito mejor ha sido obtenido usando el alfabeto hebreo. Muchos estudiosos han llegado a la conclusión de que su significado es Nerón. Pues cuando el nombre que "César Nerón" es deletreado con letras hebreas, da la cifra 666.


La segunda bestia, la de la tierra, el seudoprofeta cuyo oficio era ayudar a la bestia del mar, probablemente significa el trabajo de seducción continuado por los cristianos apóstatas. Ellos se dedicaron a hacer que sus compañeros cristianos adoptasen las prácticas paganas y se sometiesen al culto del César. Parece que no son los Nicolaítas de las siete Epístolas. Porque ellos son comparados allí a Balaam y Jezabel que seducen los Israelitas a la idolatría y fornicación. La mujer con dolores de parto es una personificación de la sinagoga o la iglesia. Su primogénito es Cristo, su otra descendencia es la comunidad de los creyentes.

En esta interpretación, de la que hemos dado un resumen, hay dos dificultades:

En la enumeración de los emperadores tres son pasados por alto, Galba, Otto, y Vitelio. Pero esta omisión puede ser explicada por la brevedad de sus reinos. Cada uno de los tres reinó apenas unos meses.

La Tradición ubica el Apocalipsis en el reino de Domiciano. Pero según el cómputo dado antes, el Vidente mismo ubica su obra en el reino de Vespasiano. Pues si este cómputo fuera correcto, Vespasiano es el emperador a quien él designa como "el que es". A esta objeción, sin embargo, puede contestarse que era la costumbre de escritores apocalípticos, por ej., Daniel, Enoc, y los libros Sibilinos, lanzar sus visiones en la forma de profecías y darles la apariencia de ser la obra de una fecha más temprana. Ningún fraude literario se pretendía con ello. Era meramente un estilo peculiar de escritura adoptado como más adecuado al asunto. El Vidente del Apocalipsis sigue esta práctica. Aunque realmente desterrado en Patmos en el reino de Domiciano, después de la destrucción de Jerusalén, él escribió como si él hubiera estado allí y visto sus visiones en el reino de Vespasiano quizá cuando el templo todavía existía. Cf. 2, 1. 2.


C. VAN DEN BIESEN
Transcrito por Michael C. Tinkler
Traducido por Miguel Angel Godoy, Pbro
The Catholic Encyclopedia, Volume I (La Enciclopedia Católica Copyright © 2000 ACI-PRENSA)