jueves, 8 de octubre de 2020

El hermano perro

Hace mucho que no escribo este blog porque muchas ideas que deseaba escribir solo se han quedado en el tintero por falta de tiempo, sin embargo creo que volveré a publicar algunas reflexiones acá y debido a la necesidad por ayudar a unas monjas franciscanas mexicanas, aprovecho para contarte una historia sobre el «Hermano Perro». 

Esta semana que celebramos a San Francisco recordamos el gran legado que el santo de Asís nos dejó, su amor a la naturaleza y su cercanía con los necesitados, es providencial su ejemplo para lo que te contaré. 

Conocí a la hermana Mary en mi comunidad, cuando estaba en su proceso vocacional y recientemente me llamó para agradecer el apoyo de entonces pues ahora ya es una consagrada, le perdí la pista por mucho tiempo pero hace poco pudimos platicar y me gustaría contarte una pincelada de la espiritualidad franciscana que he aprendido de estos cristianos y religiosos. 

Ella se encuentra en una de las muchas congregaciones franciscanas que existen, la suya es reciente llamada “Hermanas Franciscanas de la Divina Providencia”, su labor pastoral es bella, pues celebran la Palabra y acompañan en la oración y la Eucaristía en su comunidad en el Estado de Guerrero en el suroeste mexicano, como sabes es uno de los más pobres del país y es ahí donde sirven a tantos hermanos necesitados del amor de Dios. 

Recientemente sufrieron una conflagración y la muerte de sus mascotas lo cual les trajo mucha pena, que es compartida por Jesús, pues además de las pérdidas materiales está el sufrimiento de los animales: “Dios sufre cuando los lastimamos” y me contó varios testimonios muy bonitos e impresionantes incluido uno de su superiora que “Ha visto cómo el Señor se acerca hacia ellos cuando nosotros los hacemos sufrir”, pues él considera que le hacemos un desprecio hacia su creación, ¡Laudato Si’!. 

Con las lluvias, la pandemia y crisis económica muchos problemas también les afligen, como el que se haya descompuesto la bomba de desagüe y necesitan reparar para evitar las frecuentes inundaciones, son una congregación pobre y si esta en tus posibilidades te pido tu ayuda con lo que puedas, el costo de la bomba es de $9000 pesos mexicanos, pero podemos ayudar como la viuda pobre (Marcos 12:44) con dos monedas, veinte, doscientas o lo que puedas, pero sin duda lo más valioso es tu oración pues me decía: “Nosotros siempre rezamos por nuestros benefactores, por todos los que a causa de la pandemia han perdido su trabajo”, esta es una oportunidad para expiar nuestros errores pues “La limosna libra de la muerte y purifica de todo pecado” (Tobías 12:9). 

Si deseas ayudar puedes hacer un depósito a nombre de la Madre Superiora: 

Carmen Domínguez González 
Banco HSBC 
Cuenta 604914187 

Muchas gracias por leerme y aquí nos vemos hasta una próxima ocasión.