domingo, 19 de abril de 2009

Winston Castro, predicador católico

Ese día una vez mas dije decididamente que me tomaría unas vacaciones, algo así como de plano “tirar la toalla”, pero una persona llegó a mi con la necesidad, mas bien la urgencia de grabar unos discos de un hombre que había escuchado unos años antes y que estaría de nuevo en México, Winston Castro; cuyo testimonio me había impactado, ¡que oportuno para regresar al trabajo!, así son las cosas de Dios.

En esa ocasión escuche una parte de su testimonio. Brevemente, Winston fue un narcotraficante que un día en la capital de su país Republica Dominicana, el párroco del lugar había iniciado una jornada de oración para acabar con el problema de drogadicción que aquejaba a los jóvenes.

La respuesta de la comunidad en oración funcionó, y poco a poco las familias se comenzaron a reintegrar y las utilidades por la venta de droga comenzaron a bajar. Enfurecido y drogado, montó su motocicleta y subió hasta la Iglesia, entró por el pasillo con su pistola y apuntando al sacerdote en el momento que celebraba la Eucaristía, la mano de Dios lo derribo y comenzó a alabarle y glorificarle.

No pudo jalar ese gatillo porque su mano poderosa ya tenía otros planes, ser su instrumento para orar y sanar a los enfermos.

Aquella noche cuando llegué al humilde lugar ya había comenzado, y el Señor no permitió que grabara todo porque así debía ocurrir, es irrelevante contar los detalles. Y del Evangelio de Lucas 18, 35:43 de Bartimeo el ciego de Jericó se predicaba en ese momento.

Bartimeo el ciego I

"...yo estaba ahí cuando ese milagro sucedió..."

Mientras hablaba de Bartimeo el ciego, una jovencita también ciega llamada Sandy (corrijo, y de nacimiento debo confirmar), se abría paso con su bastón del brazo de su papá para acercarse a él; yo mientras miraba con asombro esa coincidente escena, sus palabras parecían estar dirigiendose, Bartimeo era aquella joven que le daría vida al evangelio y yo era aquel que deseaba estar mas cerca de Jesús para que por lo menos volteara a verme.

Bartimeo el ciego II

"...Dios no cambia de opinión..."

Y Jesús la tocó y cayó de rodillas llorando mientras se le daba Gloria a Dios. El Señor te esta sanando, y comenzó a narrar una anécdota de un milagro similar ocurrido en otro lugar en el que para confirmar si la persona veia ya, le hizo la propuesta a la joven: “¡Yo se que tu has sanado como aquella otra persona a quien le pedí que hiciera esto!” y agitando los brazos de cierta forma, a lo lejos la joven confirmó a la asamblea que ya podía verlo.

¡Gloria a Dios, Aleluya! -dijimos todos.

Aunque recobró la vista parcialmente, le aseguró que será por completo cuando su familia se entregue a Dios y se rompan las cadenas del pecado, porque Cristo no solo viene por las enfermedades de la carne, sino a sanar nuestros corazones y el de nuestras familias, es sanar primero lo espiritual y luego lo físico.

Una señora, a quien no tuve la oportunidad de entrevistar se le dijo que había sanado de cáncer y a un familiar mío, su corazón.

Me quedé a cenar y a platicar con él; Hacer apologética no es fácil, -me dijo (especialmente porque no estoy preparado para ello, para mi siempre fue mas sencillo escribir algoritmos), ¿tienes palabra para mi? –le pregunté, el Señor me pide que te diga esto y me pone la Biblia en 2 Tim 4, 1-8 y me dice, "¿esto es lo que esperabas escuchar?"", -y le dije que sí, con una especie de tranquilidad, pues ahí aun hay mas -terminó.

Nos despedimos y quedamos en comunicación, nos veremos pronto. Salí del lugar ese 4 de marzo y me fui ante a Jesús Sacramentado a escribir este post y entonces ocurrió la experiencia que narraré luego, mientras tanto escuchen las predicaciones del hermano Winston, muchas personas han sanado con ellas.

Predicas de Winston Castro

Winston Castro


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