La conciencia de Dios en nuestros días esta cada vez más cauterizada por la oferta que nos propone el mundo, enajenada y hedonista.
Jesucristo el Señor en su palabra nos ha dejado una advertencia para el hombre de nuestro tiempo, proclámenme porque si ustedes se callan las piedras lo harán.
Lo cual nos lleva también a una reflexión sobre la acusación que hacen las sectas a la Iglesia Católica de ser idólatras. Al conocer esto confirmamos que debemos recordar el sacrificio de Cristo para la redención del hombre, tal y como ocurrió.
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